Querido Jesús, deseo llegar a Ti como un niño pequeño. Como niño, deseo solamente agradarte. En este esfuerzo, rechazo las pompas del mundo. Abrazo la verdad de la humildad que me revela mi estado ante los Ojos de Dios. Busco solamente la aprobación de Dios en cada momento presente. Por lo tanto, rindo mi propia voluntad y mi naturaleza humana a la Divina Voluntad de Dios. Al hacerlo, no persigo placeres ni reconocimientos ante los ojos humanos. Autorizo que Dios tome dominio completo sobre mi corazón, confiando siempre en Sus planes para mí. Amén.
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