Querido Jesús, a través del Inmaculado Corazón de María, remueve de mí todo egoísmo de pensamiento, palabra y obra. Infunde en mi corazón, querido Jesús, un profundo y constante amor por todo lo que es santo, por la Santísima Trinidad, por la Iglesia sobre la tierra y por toda la gente. Ayúdame a mostrar este amor a todos aquellos con los que tenga contacto el día de hoy. Amén.
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